–Me quedé leyendo hasta tarde.
–¿Qué leías?
Guardó silencio durante unos segundos y al final admitió:
–Peter Pan y Wendy.
Héctor fingió sorprenderse, pero la risa lo traicionó.
–Tú y tus lecturas raras…
–Oye, que es un clásico.
–Infantil.
–Sí, bueno. Con algo tendré que alimentar a mi niña interior, ¿no? No voy a dejar que se muera de inanición como hiciste tú con el tuyo –le dijo medio en serio medio en broma.
—Los días que nos separan