Las tres caras de la luna «Pero no lloré. Yo nunca lloro. ¿De qué sirve llorar? El abuelo dice que, si se pusiera a llorar, lo mismo ya no podría parar; había demasiadas cosas en la vida por las que llorar.» —Las tres caras de la luna Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir en XCompartir con Facebook
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