—Era más de medianoche, no estaba nada cansado, y no quería que la noche terminara. Por mí podía haber continuado eternamente, como les ocurría a los protagonistas de Antes del amanecer, esos dos estudiantes que se pasan un día y una noche dando vueltas por Viena y luego no se pueden separar uno del otro.
Atardecer en Paris
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