15 may 2014

Una abundancia de Katherines

«Ella lo había querido, y él la había querido también, ferozmente. Y él aún lo hacía —se dio cuenta de que estas palabras le rondaban la mente mientras conducía: Te quiero, Katherine. El nombre sonaba diferente en su boca cuando se lo decía a ella; no parecía el nombre con el que había estado tanto tiempo obsesionado, sino una palabra que la describía solo a ella, una palabra que olía como los lirios, que capturaba el azul de sus ojos y la longitud de sus gafas.» 
—Una abundancia de Katherines

0 comentarios:

Publicar un comentario